La siguiente es una desgrabación resumida de la exposición del Ingeniero Agrónomo Arborista Carlos Anaya, en el marco del Ciclo “Octubre Urbano”, organizado por la Red Argentina del Paisaje que se realizó en Octubre 2021
Carlos Roberto Anaya
- Ingeniero Agrónomo egresado de la Facultad de Agronomía UBA (1983)
- Arborista Certificado por la International Society of Arboriculture. (2001)
- Miembro de: la International Society of Arboriculture.
- Vicepresidente del Comité Hispano de la International Society of Arboriculture, Miembro fundador y actual - Presidente de la ASOCIACION CIVIL DE ARBORICULTURA
- Premio 2016 ISA TRUE PROFESSIONAL OF ARBORICULTURE.
- Consultor privado y servicios de cuidado de árboles a través de Tree Arboricultura desde 1992.
- Técnico del Gobierno de la Ciudad de Bs As.durante 36 años a cargo de diferentes áreas relacionadas con el arbolado, espacios verdes y jardín botánico de la Ciudad.
- Disertante en congresos y jornadas nacionales e internacionales en temas de arboricultura tanto técnicos como de gestión. Docente en cursos de arboricultura.
La primera pregunta que surge es ¿por qué plantamos árboles en las ciudades?.
Normalmente las respuestas se refieren a algunos conceptos del oxígeno, de la sombra, porque son lindos, el paisaje y demás.
Y la realidad es que hay una gran falta de conocimiento a nivel de la sociedad de por qué están los árboles en las ciudades y por qué tenemos que plantar árboles en las ciudades.
Hoy por hoy lo ambiental es lo más importante que surge de la importancia que tiene el árbol en la ciudad.
El árbol urbano es la herramienta más eficaz no estructural para mitigar las consecuencias del cambio del clima. Cuando hablamos de herramienta no estructural nos referimos a que no necesitamos de grandes obras de ingeniería, o en caso que se necesiten, esta es una herramienta complementaria.
Cuando se desarrolló el proyecto del entubamiento del arroyo Maldonado hubo una muy buena idea en ese momento de generar medidas no estructurales junto a esa obra estructural que acompañe la mitigación del riesgo hídrico como consecuencia del problema ambiental que es el de las inundaciones.
Y ahí surgió la necesidad de generar un plan maestro tanto de espacios verdes y de arbolado que se presentó un crédito y fue otorgado un crédito por el Banco Mundial y lamentablemente hoy no tenemos esa herramienta tan importante.
Básicamente el árbol urbano disminuye la temperatura, el efecto que genera la isla de calor propiciado por el cemento que nos rodea, controla el agua de lluvia y almacena fundamentalmente carbono.
Los árboles ofrecen un doble beneficio desde el punto de vista térmico:
Por un lado el secuestro y almacenamiento de carbono dentro de su estructura.
Y por otro lado, el árbol tiene unos mecanismos propios que hacen bajar la temperatura en el microclima en donde uno se mueve. Esos mecanismos de enfriamiento son a través de la evapotranspiración que hace de alguna forma un cierto bienestar y refresca, en forma puntual un determinado ambiente, aporta sombra generando una gran diferencia térmica bajo un árbol y a la intemperie, y por otro lado, no menos importante es la reducción del albedo. No hay un reflejo de los rayos que emite el sol y generan ese bloqueo un mayor bienestar.
El axioma básico de la agricultura es plantar el árbol correcto en el sitio correcto. Pero hoy hay que ir más allá de este axioma básico. Tenemos que maximizar los esfuerzos para adecuar sitios de plantación y aumentar el número de árboles en los sitios adecuados. No plantar árboles por plantar árboles.
Árboles grandes generan grandes beneficios, o grandes servicios. Árboles chicos generan pocos beneficios o pocos servicios. Esto es un concepto muy importante a tener en cuenta. NO TENEMOS QUE MINIMIZAR LAS MOLESTIAS SINO MAXIMIZAR LOS BENEFICIOS QUE TIENE EL ÁRBOL EN LA CIUDAD.
La última norma de poda europea recomienda: "la poda no se recomienda para resolver problemas triviales percibidos: como sombra en paneles solares, interferencia (supuesta) con señal de móvil o TV, caída de frutos / hojas, molestias por alergia, etc."
Esto en Europa está ya prácticamente institucionalizado de que no se poda con estos sentidos. La poda es lo mínimo para que el árbol sea sustentable y desde el punto de vista económico se gasten los mínimos recursos para que ese árbol pueda ser sustentable y sostenible.
Estamos acostumbrados a comparar y a hablar de árboles por metro cuadrado y árboles por habitante y de pronto surgen datos o rankings mundiales de ciudades, son más arboladas, menos arboladas, cómo estamos nosotros. Esto es un criterio que no tiene ningún sentido. No podemos hablar de árboles por metro cuadrado o árboles por habitante y quedarnos tranquilos. ¿Por qué? PORQUE LO IMPORTANTE NO ES LA CANTIDAD DE ÁRBOLES SINO LA CANTIDAD DE HOJAS. Y LAS HOJAS ES LA CANOPIA DEL ÁRBOL Y LA CANOPIA DEL ÁRBOL ES LA QUE GENERA LOS MAYORES BENEFICIOS AMBIENTALES.
La práctica de la poda debe minimizarse. La agricultura tiene desarrollados métodos, instrumental, con bastante precisión para poder evaluar el estado de un árbol.
Manejando el tema de la poda vamos a tener mayores beneficios ambientales porque vamos a poder tener más hojas, más canopia en la ciudad y por otro lado nos vamos a liberar de ese contrasentido de carbono almacenado, PORQUE CUANTO MÁS PODAMOS MÁS CARBONO VOLVEMOS A TIRAR AL MEDIO AMBIENTE.
Los árboles tienen una larga vida y la adaptación genética es lenta. No así los microorganismos con una vida breve y la adaptación genética o los cambios genéticos son bastante más rápidos.
- El intensivo uso y abuso de la tierra. Cada vez tenemos más construcción, que aumenta la isla de calor, urbanización, deforestación, obras aéreas, obras subterráneas que afectan el entorno del árbol.
- El cambio climático. En nuestra ciudad aumentó la temperatura y las precipitaciones con más milímetros anuales con riesgo hídrico mayor. Esto afecta a los árboles y también a lo que pueden llegar a ser plagas o enfermedades.
Porque estas plagas o enfermedades se van desplazando de acuerdo a las condiciones ambientales y van ganando territorio.
- Manejo inadecuado que se hace del árbol como individuo y del bosque como bosque en sí. El bosque urbano incluye a la población de árboles leñosas que están tanto en el arbolado de alineación, en los parques públicos o semipúblicos pero también en los terrenos privados.
Todos los árboles que están dentro de un jardín, en las manzanas de nuestra ciudad, conforman el bosque urbano.
Y dentro del bosque urbano un concepto mayor, el de infraestructura verde donde vamos a incluir dentro de esa infraestructura verde también hasta la mínima maceta, una terraza vertical, un jardín vertical o una terraza verde. Todo eso conforma el bosque urbano y todo eso debe ser, manejado adecuadamente por el dasónomo urbano de la ciudad.
El árbol en la ciudad es mucho más sensible que un árbol en el bosque por, justamente, el efecto de la isla de calor. La diferencia térmica que hay dentro de la ciudad de 4 grados y a veces mucho más, hace a la vulnerabilidad del bosque urbano.
Esto lo vemos todos los años en Buenos Aires, cada vez más. Por ejemplo en los Tilos producto del efecto térmico, altas temperaturas del verano, va engrosando la hoja y deteriorando la copa árbol. Este deterioro significa menores beneficios y servicios ambientales que ese árbol puede generar.
Lo mismo ocurre con los Fresnos, que ante estas situaciones de altas temperaturas y sequedad ambiental genera un tipo de necrosis con lo cual hay una pérdida de beneficios o de servicios ambientales.
Los jacarandás de la ciudad están siendo atacados por la chinche de encaje, mosquilla del jacarandá, (teleonemia validicornis) que es un insecto que genera una importante defoliación.
- ¿Y qué va a pasar con esos jacarandás cuando esta plaga que viene del norte del país, de Corrientes, del norte de Santa Fe siga generando o se siga afincando más y atacando a los jacarandáes de la ciudad de Buenos Aires?
- ¿Con qué práctica vamos a tratar estos ejemplares para que sigan generando servicios?
Estos árboles en pleno verano quedan prácticamente defoliados y en invierno tiene muy poca cobertura verde.
También los lapachos que están plantándose bastante dentro de la ciudad de Buenos Aires están atacados. Van a ver la hoja bastante enrulada, con prácticamente una posterior defoliación que son problemas que no aparecían en los últimos años y evidentemente hay algo, y eso es cambio climático. El cambio de las condiciones que hace que se vengan trasladando este tipo de plagas hacia nuestra ciudad.
Acá tenemos dos escenarios diferentes.
Podemos tener patógenos directamente afectados por el clima. Árboles sanos pueden ser afectados, por ejemplo, por el hongo phytophtora independientemente del estado.
Porque es un hongo que afecta a una gran población o cantidad de especies de árboles independientemente del estado del árbol.
Con altas temperaturas y alta humedad la presión de ese hongo va a aumentar.
En el grupo de patógenos indirectamente afectados por el clima podemos estar hablando de hongos oportunistas. Ante condiciones de que el árbol se deteriore por un estrés ya sea de una plaga, por otro hongo del grupo anterior, por sequía, por inundación se debilita y ese hongo oportunista genera un deterioro de la especie.
En un escenario de temperatura y falta de humedad esa condición de ataque o de deterioro aumenta.
Hoy este hongo que ataca a los fresnos en Europa es un hongo que viene de Asia, en los 90 llegó a Colonia, a Croacia, es un problema gravísimo. En Gran Bretaña, Suiza y en muchos países de Europa, está atacando a los fresnos nativos. En Gran Bretaña el 4.4% de la población de los fresnos nativos se estima que va a morir el 80% o más con un costo que puede significar alrededor de los 15 mil millones de libras.
En la Ciudad de Buenos Aires tenemos prácticamente un 40% de la población arbórea de fresnos. Imagínemos el escenario de que este hongo que ataca como llegara a Buenos Aires.
El problema que significaría no solamente económico y ambiental. PERDERIAMOS EL 40% DEL ARBOLADO DE LA CIUDAD.
Otro ejemplo un coleóptero, el agrilus planipennis, Emerald ash borer es un barrenador que está causando estragos en toda un sector de Canadá y Estados Unidos. Se está extendiendo en Estados Unidos y que está causando la muerte de fresnos por millones.
ESTOS ESCENARIOS PUEDEN SUCEDER
Es importante la selección de especies y mejorar la biodiversidad. Hay necesidad en la ciudad de Buenos Aires de formular un plan maestro de arbolado y tener en cuenta estas dos situaciones. ESPECIES Y BIODIVERSIDAD.
Estamos llegando tarde porque el cambio climático está y no hay nadie que se esté ocupando de ir seleccionando ejemplares que están resistiendo a estos cambios que se están viendo.
No solamente no estamos incorporando nuevas especies sino que no estamos seleccionando dentro de la población que tenemos ejemplares que puedan ser resistentes a determinadas condiciones que estamos viviendo. Los árboles al ser longevos y no poderse mover tienen como alternativa de adaptación al cambio climático la plasticidad fenotípica a partir de cambios fisiológicos y morfológicos: tasa fotosintética, cambios en la morfología foliar, por ejemplo en la hoja, puede ser la textura, el tamaño, cambios de patrones de crecimiento. Y de ahí surge la selección de individuos resistentes que se adaptan con esa plasticidad fenotípica a las condiciones ambientales.
La 2º conferencia internacional de diversidad de árboles urbanos que se celebró en Melbourne en febrero de 2016 convino de que la biodiversidad del bosque urbano es la acción sugeridas como solución a las amenazas generadas por el cambio climático.
La diversidad, no hay que encontrarla entre especies solamente, sino también dentro de especies. Dentro de especies significa que ejemplares cultivados y plantados de origen sexual tienen mayor variabilidad genética que ejemplares que provienen de una reproducción agámica. La edad también es muy importante dentro de la diversidad o biodiversidad de árboles en una población o en una ciudad. Hay plagas y enfermedades que atacan a árboles de una especie de determinada edad y de otra edad son más resistentes.
La estructura de los árboles también es un tema a evaluar o a considerar como factor de biodiversidad.
En 2002 la ciudad de Buenos Aires, y prácticamente no varió mucho mucho en el último censo, se dectectaron 283 especies. Y más de un 44% es de fresno americano. Y este es el problema: la poca biodiversidad.
Hay determinadas sugerencias como puede ser la regla de Santamour que se estableció en el año 2002, conocida como 10-20-30.
No plantar más del 10% de una especie, no más de un 20% del mismo género y no más de un 30% de la misma familia. Con esto logramos una biodiversidad adecuada o razonable para enfrentar escenarios en los que una plaga o enfermedad arribe a una zona y afecte gran parte del bosque urbano.
Cuando un microorganismo, se traslada a otra zona y el huésped no tiene las condiciones de resistencia porque no coevolucionaron, esa especie tiende a diezmarse.
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